Mis hijos me ven desnuda prácticamente a diario. Me ven cuando voy a
entrar a bañarme, me ven cuando salgo a la habitación a cambiarme,
entran a la ducha mientras me baño y hasta creo que ya ésa es
oficialmente su ocasión favorita para llevarme el pleito armado.
Han pasado por las etapas de verme sin ni siquiera notar que estoy
desnuda, luego preguntarme que por qué no tengo pene, luego se han
quedado mirándome fijamente con los ojos pegados a mis senos, hasta la
etapa en que está el mayor ahora en que verme desnuda le da cierto tipo
de risa.
Pronto vendrá en la que me digan: ¡Mamá por Dios ponte ropa que no es necesario!
No se vayan a creer que yo soy el exhibicionismo y la seguridad en
persona pues ni cerca de eso, de hecho, como la gran mayoría de las
mujeres me veo llena de defectos físicos y cosas qué “arreglar” pero,
una vez mis niños nacieron y empezaron a crecer, tomé la decisión
consciente de no contaminarlos a ellos con mis propios complejos.
Quiero que mis hijos tengan una imagen positiva de sí mismos, que se
acepten tal cual son, que se sientan cómodos en su propia piel y ese
planteamiento que yo misma me hice me reta a liberarme de muchas ideas
erróneas sobre cómo debe ser el cuerpo de una mujer y sobre todo
liberarme del complejo de no estar ni cerca del rango de la imagen de
perfección con la que hemos crecido bombardeados.
Quiero que mis hijos, conociendo, viendo y apreciando el cuerpo
desnudo de su mamá, vean representado en él un cuerpo de una mujer que
ha madurado con los años y las experiencias, una mujer cercana, una
mujer como muchas más. Quiero que vean las imperfecciones, las estrías,
la celulitis, los senos de la que ha parido y amamantado y eso
sencillamente lo registren en su chip como parte de la belleza natural
femenina.
Quiero que ellos sean capaces de distinguir lo que los medios le
venden y la realidad y aprecien lo verdadero y sustancial por encima de
lo pantalloso y superficial.
En cuestión de la belleza femenina estamos aniquilando poco a poco a
las generaciones. A través de la publicidad le ponemos estándares
inalcanzables a las niñas para que sean aceptadas y valoradas y ponemos a
los niños a tratar de encontrar para sí mismos esa imagen “picture
perfect” que las niñas no pueden alcanzar a ser.
Es una batalla donde nadie gana. Todos perdemos. Las niñas pierden
su autoestima y hasta su salud física y emocional sólo porque a alguien
se le ocurrió decir que el famoso “thigh gap” es símbolo de un perfecto “bikini body”
y desde revistas hasta catálogos de tiendas, le hacen Photoshop a sus
modelos para borrarle la parte interna de los muslos y que se le vea la
famosa brecha.
Los niños andan grabando en su subconciente que eso es lo que deben
aspirar a encontrar en una mujer para poderla entrar en su sistema como
“bella”.
- Para los que no saben lo que es el thigh gap, se
supone que una mujer con el estándar de belleza femenina actual, cuando
se para derecha, con los pies juntos, debe quedarle una brecha entre los
muslos por el área de la cadera. Jajajaja, inténtenlo y me dejan saber
cómo les va.
Pues les digo algo, con brecha o sin brecha, el cuerpo de una mujer
es como es y aceptándolo y amándolo nosotras primero, enseñamos a
nuestros hijos a aceptar y a amar tanto el nuestro como el propio. Eso
los lleva a una valoración saludable del mismo y por tanto, a cuidar de
su salud con criterio.
Confío en que de alguna forma ellos verán a través de mi cuerpo, uno
que no sólo les dió vida, sino que los nutrió, que los acompañó, cuyo
olor los hace sentir seguros, cercanos y protegidos. Confío en que
aprenderán a valorar las sensaciones que les provoca una persona por
encima de su apariencia.
Creo que con la libertad que manejo la desnudez delante de ellos, con
la naturalidad y normalidad que lo hago, mis hijos están siendo
expuestos a un modelo positivo en el tema de la sexualidad y la
apertura.
Cuando despierte en ellos el interés por las niñas se van a dar
cuenta que hay de todo, altas, bajitas, flacas, llenitas, rubias,
morenas. Se darán cuenta que el mundo parece un gran anuncio de
Benetton y que ellos van a tener que elegir, no entre un mar de clones,
sino entre la diversidad.
Espero que su actitud frente a las mujeres en su vida sea de respeto,
de valoración, de validación por reconocer la chispa de individualidad
en su compañera.
Espero que cuando tengan pareja entiendan que es más que un cuerpo y
que cuando ese cuerpo (que pertenece a la persona que aman y con quien
decidieron estar) empiece a cambiar, con la edad, con los hijos, las
circunstancias, pues lo sigan amando igual, no se aferren a una imagen,
no las hagan sentir inseguras, no prefieran o inciten a que se haga una
cirugía estética porque no sean capaces de aceptarla.
Espero que recuerden cómo veían a mamá desnuda y lo cómoda que mamá
se veía consigo misma y no sólo vivan ellos mismos esa libertad sino que
además se la permitan y fomenten a su pareja y que por su puesto se la
transmitan a sus hijos e hijas también.
Comparto con ustedes el trabajo maravilloso de esta fotógrafa que no podría ser más perfecto para darle imágenes a este tema.
Fuente: madresconectadas.com